Fuentes miró hacia el cielo, a través de los cristales oscuros de sus gafas de sol. Nunca las gastaba antes de la primavera, pero aquél era un día de excepciones. Se las había puesto antes de salir de casa, de forma precipitada, al darse cuenta de que tenía los ojos húmedos. Fuentes no lloraba desde hacía años, muchos, ni siquiera cuando días atrás la policía le llamó para comunicarle el accidente. Ahora, delante de la familia, los amigos, los clientes y los empleados de confianza no quería que le vieran de una forma distinta a la que tenían por costumbre: un duro hombre de negocios que no se dejaba arredrar por nada ni nadie.
Para mí ha sido todo un placer conversar con una leyenda viva, todo un maestro de la ilustración, cuyas portadas seguro que habréis visto infinidad de veces, pues no son precisamente de las que pasan desapercibidas. Emanuele Taglietti nació en Ferrara (Italia), el 6 de enero de 1943, y es un artista italiano especializado en la ilustración de comics y novelas, con un estilo propio muy definido, colorista, irreverente, procativo, donde los elementos sobrenaturales, fantásticos y de horrror, se erigen como temas centrales. La presente entrevista nos servirá tanto para conocer al autor, a la persona en sí misma, como para darle un pequeño repaso al desarrollo del «pulp» en Italia, donde los «fumetti» alcanzaron su máxima gloria entre 1970 y 1980. El arte de estas portadas nos recuerda mucho a las clásicas revistas «shudder pulp», como Horror Stories o Terror Tales, y conocer el punto de vista de un artista como Taglietti, es una sastisfacción enorme. Por supuesto, antes de nada, agradecerle su paciencia y predisposición, pues aunque no eran insalvables, las barreras idiomáticas siempre son un escollo; así como expresar mi agradecimiento a María Corral, por ayudarme con la traducción. Sin más, así es cómo hemos conversado, y estas son las preguntas que le hemos hecho. Nota: puesto que sé que suelen visitarnos desde Italia, he decidido incluir también sus respuestas en versión original.
A estas alturas todo el mundo sabe quién es Edgar Allan Poe, maestro de la literatura universal que nos dejó un buen puñado de obras inolvidables, la mayoría de ellas bajo la forma de relato corto de terror gótico. Muchos especialistas de la historia literaria le atribuyen dos méritos muy notables: que fue el primer escritor en intentar vivir solamente de su obra, y que fue el creador del género literario de los detectives investigadores. Pero entrar a debatir este asunto exigiría un artículo demasiado extenso, al igual que enumerar la obra, vida y milagros de este autor archiconocido, así que nos limitaremos (al menos hoy) a centrarnos en tres de sus relatos más importantes (y más veces adaptados al cine): Los Crímenes de la Calle Morgue, El Gato Negro, y El Cuervo.
«Atención: Spoilers». Algo tiene de especial esta serie The Walking Dead que ya va por la sexta temporada y, apesar de repetir la misma fórmula una y otra vez, hasta la absoluta saciedad, y donde los zombies ya ni importan, ni tienen protagonismo alguno, sigue enganchando a todos los aficionados capítulo tras capítulo. Probablemente el secreto del éxito radique en su habilidad para manejar lo que se conoce como: Cliffhangers, o lo que es lo mismo, dejar colgado al espectador, obligándolo a ver el siguiente capítulo si quiere conocer el desenlace a una situación terrible o angustiosa, planteada siempre en el último minuto. Dicha fórmula tiene su máximo exponente en la presente temporada, la sexta, cuyo final es uno de esos memorables y que hacen correr ríos de tinta electrónica por toda la red. En este final conocimos al nuevo súper villano, al malo malísimo, llamado Negan, y cuya primera acción fue la de “cargarse” a uno de los personajes intocables, a uno de los que siguen la acción más o menos desde el principio. Aquí la pregunta es ¿a quién?; ¿a quién mata Negan? A continuación, algunas pistas.
He decidido escribir este artículo a partir de mi propia experiencia, que no sé si llamarlo review, tutorial o, simplemente, un ejercicio de opinión. Como muchos de vosotros ya sabréis, somos una editorial humilde, a veces demasiado, y por lo tanto de escasos o nulos recursos, pero eso no nos impide en modo alguno dar rienda suelta a todos nuestros procesos creativos, que son muchos y variados, como se puede comprobar. Hasta la fecha únicamente nos dedicábamos a las publicaciones digitales (eBooks), pero tras el hackeo sufrido en la web, del que ya dimos buena cuenta hace algunas semanas, y que a punto estuvo de hacer que desapareciésemos, he reflexionado; y he decidido tomar un cambio de dirección. ¡Lo imprimiremos todo! Con tiempo y paciencia, claro está, pero no quiero dejar este mundo sin antes colocar copias impresas de nuestras obras en diferentes bibliotecas, bares, cines, discotecas, salones recreativos, y hasta en el Corte Inglés —para esto tendré que urdir un plan maestro y, sin que nadie se dé cuenta, sacar los libros de una mochila y colocarlos por los estantes, a hurtadillas; de lo contrario lo veo entre difícil e imposible—; así quedará constancia física de todo nuestro trabajo. La idea no suena mal, el problema es ponerse manos a la obra y, tras darle muchas vueltas a las diferentes opciones, hemos elegido «CreateSpace», el servicio de impresión bajo demanda de Amazon y, en las lineas que siguen, como complemento al post que en su día publicamos en nuestros foros: Como publicar en CreateSpace de Amazon, y al cual os remitimos si queréis plantear dudas o necesitáis consejo (los foros son más útiles que los sistemas de comentarios de los artículos), dejamos constancia de nuestra «experiencia».
En el último artículo que escribí, que trataba sobre el tema de las Casas Encantadas, ya cité una película de la productora Amicus titulada La Mansión de los Crímenes. Es una peli de relatos, donde el segundo de ellos trataba sobre un individuo que visitaba un museo de cera donde una de las esculturas tenía un parecido asombroso con una mujer que conocía. Pues bien, en este artículo vamos a hablar de este tema en concreto. Dentro de las historias de terror, el mundo de los museos de cera constituye uno de los subgéneros más amados (y explotados) por todos. ¿Acaso no resulta inquietante contemplar efigies en extremo parecidas a nosotros, con esos rostros brillantes y pulidos, que normalmente representan afamados iconos del terror? Salas mal iluminadas, llenas de estatuas cerúleas inmóviles, donde reina un ambiente siniestro en cuyos rincones oscuros acechan ocultos a nuestros ojos los asesinos más retorcidos que cabría imaginar. ¿O tal vez el asesino es una de las esculturas de cera, disimulando mientras vigila cada uno de nuestros movimientos a la espera de asestar el golpe definitivo cuando menos lo sospechamos? Bienvenidos al horror de lo que se oculta en…¡los Museos de Cera!
Olga Mesmer es una de las primeras superheroínas del pulp, y una de las más destacadas; aunque debo reconocer que, por la parte que me toca, no tenía ni la menor idea de su existencia. El caso es que llevo un tiempo buscando información acerca de mujeres con súper poderes de la era dorada pulp, y a ser posible, ya sea de forma directa o indirecta, que no tuviesen relación alguna con los personajes que todos conocemos y tan afines a Hollywood, ya sea la Mujer Maravilla, BatGirl, CatWoman o SuperGirl; demasiado conocidas para mi propósito —buscar inspiración para una nueva historia que tengo en mente—. Rebuscando en la esencia primaria del pulp es donde uno se encuentra las cosas más fascinantes, y a poco que rasques saltan nombres como Fantomach; Domino Lady; The Woman In Red; Lady Satan; Mother Hubbard; The Spider Queen, o la que ahora nos ocupa, «Olga Mesmer», solo por citar algunos nombres a modo de ejemplo.